Los comunistas ante el Primero de Mayo

Hoy, como cada año, las diversas corrientes que se reclaman de la tradición revolucionaria del movimiento obrero volverán a representar una farsa ya caduca. Tras una década de crisis económica, sus consignas en pos de la acumulación de fuerzas a partir de los movimientos espontáneos de las masas no han traído la esperadísima crisis revolucionaria. Y es que uno de los axiomas principales del revisionismo consiste en considerar a las legítimas luchas inmediatas de la clase obrera como la génesis y premisa de la revolución. Por el contrario, lo que enseña Lenin y la experiencia histórica de nuestra clase es que la ideología proletaria sólo puede ser llevada desde fuera del movimiento obrero. En su claudicación, los revisionistas, con su práctica sindicalista, no dudan en convertirse en subsidiarios de la burguesía, como ejemplifican sus discursos socialchovinistas o sus posturas frentepopulistas.

La realidad es que el proletariado revolucionario es el gran ausente en el desarrollo de la lucha de clases en el Estado español. En medio de esta crisis política del bloque imperialista occidental, con las contradicciones interimperialistas en primer plano, la reciente farsa electoral del 28-A ha supuesto un nuevo episodio de la Crisis de la Restauración 2.0. Precisamente, son las pugnas entre las diferentes facciones de la burguesía, como fruto de la ruptura del pacto social entre la gran burguesía y el bloque de clases medias, entre las que se encuentra la aristocracia obrera, en riesgo de proletarización, las que marcan la agenda política en el Estado español. Este es el punto en el que nos encontramos hoy: el marxismo ha perdido su hegemonía como teoría de vanguardia del proletariado. Esto es debido a la pérdida del horizonte político de la Revolución Proletaria Mundial con el agotamiento y cierre del Ciclo de Octubre. Y es que el marxismo, como síntesis de la experiencia de la lucha de clases y la práctica social de la humanidad en su historia, no puede ser concebido como mera guía de acción, como teoría desligada de la práctica transformadora, sino como cosmovisión universal que revoluciona, en su praxis, el estado actual de las cosas, y cuyo primer paso es negarnos como meros proletarios, como lo que la burguesía y el revisionismo han hecho de nosotros, y convertirnos en tribunos populares.

A los comunistas se nos impone, ahora, la tarea histórica de volver a conquistar la independencia ideológica y política del proletariado tras décadas de hegemonía revisionista, aplicando el marxismo al propio marxismo, lo que hoy se concreta en el plan estratégico que supone la Reconstitución del Comunismo, fase inicial y esencial del proceso revolucionario. Para ello es fundamental, en la primera fase, de reconstitución ideológica del comunismo, realizar el Balance del Ciclo de Octubre, sintetizando creativamente la experiencia práctica de nuestra clase desde la lucha de dos líneas en el seno de la vanguardia. Será en torno a estas respuestas sobre las que se irá generando un nuevo discurso revolucionario, desplegando progresivamente una subjetividad referencial que sea polo de atracción de cada vez más sectores de la vanguardia, construyendo vínculos político-organizativos. Completada esta fase, podremos afrontar la reconstitución política, cuando el socialismo científico se funde con el movimiento obrero, dando lugar al Partido Comunista, fusión dialéctica de vanguardia y masas en proceso de elevación y autotransformación. Estas son las tareas en las que son necesarios los comunistas, y no en el movimiento dado, espontáneo de nuestra clase; pues de lo que se trata es de generar el Programa revolucionario a la par que se produce el sujeto de esa revolución.

Una vez el proletariado se constituya como movimiento político revolucionario; su actividad subjetiva permitirá el despliegue de la praxis revolucionaria, unidad dialéctica de la teoría y práctica en mutua transformación. Será entonces cuando el Partido Comunista desate la guerra civil revolucionaria contra el viejo mundo, que bajo forma de Guerra Popular construya Nuevo Poder e instaure la dictadura del proletariado, como base de apoyo de la Revolución Proletaria Mundial en la senda hacia el comunismo. No hay otra opción para los comunistas consecuentes. Frente al esquematismo espontáneo revisionista, el Movimiento por la Reconstitución apuesta por la construcción del referente de vanguardia marxista-leninista; enarbolando, defendiendo y aplicando la bandera de la reconstitución política e ideológica del comunismo que vuelva a colocar la conciencia revolucionaria al mando del proceso revolucionario. Sólo de esta manera, el proletariado puede conseguir sembrar la semilla de una nueva sociedad donde la humanidad emancipada de las cadenas del pasado podrá tomar las riendas de su propio destino.



¡Por la reconstitución ideológica y política del comunismo!

¡Por la construcción del referente de vanguardia marxista-leninista!