Estimados camaradas,
Antes de nada nos disculpamos por la tardanza en responder. La profundidad y extensión de la última respuesta del Movimiento Anti-Imperialista (MAI) dirigida contra nuestras posiciones tuvo como consecuencia el desarrollo de un extenso debate interno donde nos replanteamos las posturas que sosteníamos. Además, ya teníamos parte de la respuesta redactada cuando los camaradas del MAI publicaron su posicionamiento sobre el 9-N, lo que también nos hizo tener que realizar algunos cambios en la respuesta que teníamos escrita. Tras la respuesta y el comunicado del MAI, hemos comprendido que varias de las posiciones que defendíamos eran erróneas y, por tanto, las hemos desechado.
Es éste, en primer lugar, el caso de la división que proponíamos en la actuación de la vanguardia y las masas. Creemos que lo que nos llevó a defender tal postura fue consecuencia de la posición que propugnábamos respecto de la consulta del 9-N: la libertad de voto. Fruto de esto creíamos inconcebible que los miembros de un mismo colectivo comunista pudiesen emitir votos distintos y contrarios en una cuestión de este calado, la autodeterminación de una nación oprimida (aunque, como ya dijimos anteriormente, en realidad Lenin en sus textos sobre la cuestión nacional no se oponía a esa posibilidad, por ejemplo en el caso de Noruega). Ante esto, optamos por la solución que nos parecía menos mala: proponer la abstención para la vanguardia y así evitar que se produjese el supuesto anterior, es decir, votos distintos de comunistas revolucionarios en una consulta de autodeterminación.
Luego, efecto en gran medida de la precipitación en la redacción de las respuestas, lo expusimos de una forma distinta y totalmente errónea: alegando el (ciertamente) carácter burgués del “referéndum” para no participar en él por parte de la vanguardia y así no posicionarnos con ninguna de las fuerzas en conflicto (ambas burguesas como no podía ser de otro modo), a la vez que llamábamos a las masas a que sí participasen en el mismo.
Sin embargo, como de forma justa y profunda nos han criticado los camaradas del MAI, lo cual agradecemos de veras, ya que dicha postura dejaba la puerta abierta a errores graves y de principios (propios históricamente dentro del movimiento comunista de sus corrientes "izquierdistas"), esto equivaldría a renunciar a nuestra posición de vanguardia, a llamar a las masas a subordinarse a algo que consideraríamos ir a la zaga de la burguesía y a no participar en todos los acontecimientos que se producen en el actual panorama político, al tener todos éstos carácter burgués. Todo ello sería injustificable y rompería con nuestra adscripción al marxismo-leninismo.
También tenemos que reconocer que no valoramos en toda su extensión la posición del MAI en cuanto al procés, centrándonos tan sólo en la cuestión del apoyo al SÍ-SÍ. Así, decíamos que su posición se acercaba a la mediana-pequeña burguesía independentista catalana. Ahora debemos matizar esta observación, puesto que el hecho de posicionarse con el boicot a las elecciones anticipadas (con lo cual nosotros estamos de acuerdo, como ya mencionamos en la anterior respuesta) sí supone un elemento de ruptura muy importante con éste, además de las condiciones que se plantean respecto del apoyo al SÍ-SÍ y la mención al comunicado de los camaradas de Cataluña.
En este sentido, valoramos muy positivamente que el MAI haga hincapié en estas cuestiones, en estos elementos de ruptura que mencionamos en el párrafo anterior. Así se deja claro frente al revisionismo, tanto españolista como independentista, que esta postura puntual respecto del 9-N no supone pasar a una defensa del independentismo a nivel general. Nosotros, en ningún momento de este debate que llevamos sosteniendo desde hace unas semanas, hemos dudado de ello. Sin embargo, sabemos que el revisionismo intentará aprovechar la posición del MAI y del resto de camaradas sobre el 9-N para atacar y dañar a la Línea de Reconstitución (más de lo que lo intenta ya, claro) y eso es algo sobre lo que debemos estar prevenidos desde el punto de vista teórico y político, como no puede ser de otro modo. No obstante, consideramos que incidiendo en estos elementos se puede evitar esto en cierta medida.
Del mismo modo, también valoramos de forma muy positiva el compromiso por parte de los camaradas del MAI de salir al paso de posibles tergiversaciones de esta postura por parte del independentismo “comunista”, que intentaría atacar y desacreditar a quienes en naciones oprimidas defienden/defendemos la Línea de Reconstitución.
Sin embargo, sin oponernos totalmente a la postura a favor del SÍ-SÍ condicional desde la nación española y entendiendo y compartiendo bastantes de las argumentaciones que llevan a los camaradas a posicionarse con esta opción, creemos que todos estos posibles perjuicios que puede causar esta postura al Movimiento por la Reconstitución se podrían haber salvado con la posición a favor del llamamiento a la participación en la consulta, al reconocimiento de los resultados de la misma, fuesen cuales fuesen, y al apoyo de su puesta en práctica inmediata (incluida, por supuesto, la creación de un nuevo Estado independiente en Cataluña). Consideramos que, haciendo esto, se estarían vinculando los principios del marxismo-leninismo respecto de la cuestión nacional con las necesidades que la situación política concreta nos exige. En este sentido, poniendo sobre una balanza los beneficios entre apoyar una u otra postura (es decir, SÍ-SÍ o libertad de voto), no tenemos claro que la balanza se incline a favor del SÍ-SÍ, a favor de que esta postura traiga más beneficios para el Movimiento por la Reconstitución que la de libertad de voto (insistimos, siempre que en este último caso se ponga el acento en la defensa del derecho de autodeterminación efectivo y la puesta en práctica de sus resultados, incluida la independencia, claro).
Y no sólo consideramos que estos posibles perjuicios se den de forma externa, esto es, provenientes del revisionismo (sería lo de menos), sino también respecto de los individuos, que no son pocos, que comienzan a simpatizar con la Línea de Reconstitución y esta postura puede causarles cierta desorientación sobre cuál es la línea general del Movimiento por la Reconstitución en relación con la cuestión nacional.
No obstante, también somos conscientes, por supuesto, de que todos estos posibles perjuicios pueden ser eliminados en gran parte con una adecuada y correcta explicación de la postura, que consideramos que los camaradas del MAI han hecho en su exposición pública sobre su posición ante el 9-N; y de que dicha postura, como contrapartida, puede reportar algo positivo al mostrar, como dicen los camaradas, que el Movimiento por la Reconstitución no tiene ningún apego por las fronteras nacionales existentes. En todo caso, reiteramos que la defensa efectiva y firme del derecho de autodeterminación, del derecho a la separación de la nación catalana, es igualmente un elemento inequívoco de deslindamiento con el revisionismo en este campo, quien convierte al actual Estado burgués en algo sagrado e intocable.
En cuanto al tema de la compartimentación estatal, consideramos que el MAI se ha extralimitado en las conclusiones sobre nuestra postura. Nosotros en ningún momento hemos alegado el hecho de que la independencia de Cataluña y la consiguiente formación de un nuevo Estado burgués compartimentase más a la clase proletaria para oponernos a la independencia. De hecho, hemos mencionado en varias ocasiones que reconocemos el resultado de la consulta, sea cual sea (incluidas, como no podría ser de otro modo, la independencia y la reclamación de la puesta en marcha de la misma, si ello era lo que decidiese el pueblo catalán en la consulta). No obstante, tras la altísima abstención producto de la falta de efectividad de la consulta, no tenemos muy claro hasta qué punto se puede dar por válida la consulta como un ejercicio de autodeterminación nacional. Tan sólo alegamos que la separación provocaría una mayor compartimentación estatal del proletariado para no posicionarnos con el SÍ-SÍ y hacerlo con la libertad de voto. En este sentido, no podemos compartir para nada las acusaciones de que nuestra posición se acerca al “economismo imperialista” y al luxemburguismo, corrientes ambas que se oponían al ejercicio del derecho a la autodeterminación por las naciones oprimidas y, por tanto, a su derecho a la separación. Nosotros en ningún momento sostenemos ni hemos sostenido tal postura, ni directa ni indirectamente.
Creemos que la existencia de más Estados burgueses sí constituye una traba de carácter objetivo para la unidad del proletariado (apuntamos otra vez que en ningún momento pretendemos emplear esto para oponernos a la autodeterminación nacional, al derecho a la independencia, ni siquiera para posicionarnos con el NO en la consulta -algo que desechamos desde un principio-, y que, efectivamente, la opresión nacional es también otra traba de carácter objetivo para la unidad del proletariado). Por supuesto que también consideramos que este escollo de carácter objetivo, como es la compartimentación estatal de la clase obrera, puede ser salvado por el factor subjetivo-consciente, pero dentro de unos límites. Sostener lo contrario nos llevaría al trotskismo y a demás corrientes "izquierdistas", al puro voluntarismo, y a no tener motivos para oponernos a la revolución internacional simultánea que defienden estas corrientes oportunistas. Que desde el marxismo históricamente se hayan defendido Estados burgueses lo más grandes posibles se debe a esto. Cuanto más extenso sea el Estado burgués, más abarcará la revolución proletaria. Naturalmente, esto en ningún momento se puede sostener para oponerse, directa o indirectamente, al derecho a la separación de las naciones oprimidas y sancionar la dominación de unas naciones por otras (que es lo que hace prácticamente todo el revisionismo, desde la derecha hasta la “izquierda”), ya que eso nos haría pasar al campo de la reacción.
En relación con esto, nosotros no consideramos que la situación de opresión nacional existente en el Estado español constituya un escollo demasiado importante para la unidad de la vanguardia marxista-leninista ni de las masas proletarias de las diversas naciones que lo componen (en general, entre las masas profundas del proletariado, sobre todo de las naciones oprimidas, el nacionalismo no tiene mucha influencia en general, como tampoco la tiene el conjunto de la politiquería burguesa), siempre que se reconozca el derecho a la autodeterminación, el derecho a la separación de las naciones oprimidas, por parte del movimiento revolucionario y se haga propaganda a favor de ello y contra el chovinismo de la nación opresora. Aprovechamos para decir también que, aunque la crítica principal y profunda debe ir siempre dirigida al nacionalismo de la nación opresora, el más reaccionario de todos sin duda; en las naciones oprimidas estamos también obligados a combatir al nacionalismo burgués, pequeñoburgués o de la aristocracia obrera que en ellas existen y que busca, y en algunos sectores lo consigue, instrumentalizar al proletariado para defender sus intereses de clase frente a otras clases y fracciones de clase, si queremos poner en marcha un movimiento revolucionario en estas naciones.
Si en el Imperio Ruso, donde el grado de opresión nacional era mucho más elevado que el que existe en el Estado español actualmente, su carácter plurinacional no fue impedimento para que los revolucionarios bolcheviques organizasen un movimiento revolucionario que abarcaba las diversas naciones que lo componían, con más razón no lo es en el Estado español.
Es decir, la posibilidad de construir un movimiento revolucionario de carácter plurinacional depende de forma exclusiva de lo que nosotros hagamos y de las posiciones que defendamos ya desde un principio, desde ahora, más hacia el interior de nuestro Movimiento y nuestras masas en la actualidad -la vanguardia teórica- que la posición con la independencia de Cataluña en la consulta del 9-N. Es cierto que ambas cosas están relacionadas y que la posición a favor del SÍ-SÍ que defienden los camaradas del MAI, JCA/JCZ, NP y CR van en este sentido. Pero el factor principal para ello son las propias dinámicas del Movimiento por la Reconstitución y no la postura concreta con la independencia en la consulta del 9-N. No nos cabe ninguna duda de que el MAI y el resto de camaradas son conscientes de ello y tienen esto presente.
En el momento en que nosotros seamos capaces de organizar, de construir un movimiento revolucionario o un germen de movimiento revolucionario de carácter plurinacional y que reconozca el derecho de autodeterminación para las naciones oprimidas, ya estaremos atenuando con nuestra propia actuación, con nuestra propia práctica, los conflictos y rencores nacionales que existen en el Estado español. Sabemos que para lo primero aún queda mucho camino por recorrer, pero no debemos subestimarnos (tampoco lo contrario), pues ya se están sentando las bases en ese camino hacia la unidad plurinacional del Movimiento por la Reconstitución, que actuará en el futuro sin duda como factor hacia la atenuación del conflicto nacional en el Estado español.
Resumiendo lo dicho en este aspecto concreto, no creemos que haya que sobredimensionar la situación de la cuestión nacional en el Estado español y verlo como un gran escollo para la articulación de un movimiento revolucionario de carácter plurinacional. Escollo que obligaría a tomar postura por la independencia de alguna nación en cuestión, como es el caso actualmente de Cataluña, para salvarlo (para resolver la opresión nacional sí es una opción, desde luego). Y más tras los resultados de la consulta, que ha demostrado que el independentismo representa sólo aproximadamente al 30 % de la población catalana. Más aún en una etapa como la actual, en la que nuestra incidencia en la práctica es muy limitada. Cuando dicha incidencia cambie, con toda seguridad nuestro movimiento ya tendrá un carácter plurinacional articulado que servirá para poner freno a las problemáticas nacionales en el Estado.
Con esto, por supuesto, tampoco queremos decir ni insinuar que no hubiese que tomar postura respecto de la consulta; al contrario, creemos que era necesario hacerlo. Recordemos, por otro lado, que los procesos de construcción del poder no los realizan ni mucho menos la mayoría de la población ni del proletariado, así que buena parte seguirá influenciada por los diversos nacionalismos existentes en el Estado. Lo importante en este caso es que las masas que compongan el movimiento no se hallen influenciadas ni por uno ni por otro, así como no lo estén por otras corrientes y movimientos burgueses, para poder forjar así la unidad internacional del proletariado del Estado español.
Hasta aquí nuestras reflexiones y opiniones sobre esta cuestión. Como habréis comprobado, hemos cambiado nuestras posiciones en varios aspectos: en la separación errónea que hacíamos entre la labor de la vanguardia y las masas en la consulta, parcialmente en la postura concreta a defender en la consulta, no teniendo una postura tan reacia a la posición a favor del SÍ-SÍ, aunque sin tener claro que ésta sea la posición más correcta tácticamente, y en nuestras consideraciones acerca de un posible acercamiento de esta posición al movimiento independentista burgués catalán, al no haber valorado en toda su profundidad las consecuencias de las condiciones y el boicot a las elecciones anticipadas.
También tenemos que decir que todo el debate y cambio de posiciones a raíz de la última respuesta del MAI nos ha impedido elaborar un comunicado propio de cara al 9-N. Por eso hemos decidido compartir el de los camaradas de Cataluña, de Balanç i Revolució, que nos parece correcto en su práctica totalidad.
Para ir terminando, nos gustaría aclarar, con respecto a la campaña de agitación propuesta por los camaradas del MAI, que el hecho de que mantuviéramos un debate tan intenso a raíz de las críticas de los compañeros, prácticamente nos ha impedido siquiera pensar en esta actividad (además de otras cuestiones de índole militante). De ahí que no hayamos podido realizar ninguna campaña en este sentido.
Por último, agradecer a todos los camaradas, al Movimiento Anti-Imperialista, a la Juventud Comunista de Almería y Zamora, a Nueva Praxis y a Cèl·lula Roja, sus aportaciones en este más que interesante debate.
Saludos revolucionarios.