Respuesta al Movimiento Anti-Imperialista


Camaradas,

Dividiremos la exposición de nuestra postura en dos partes. En la primera señalaremos las posturas que tenemos en común y en la segunda nuestros desacuerdos o matizaciones. Antes queremos señalar que, al igual que el Movimiento Anti-Imperialista (MAI), consideramos, como no podría ser de otro modo, que estas divergencias tienen un carácter táctico y que no son de principios. Entendemos que los planteamientos de los camaradas del MAI, así como los de la Juventud Comunista de Almería y Zamora (JCA/JCZ), parten de premisas correctas para llegar a conclusiones, en nuestra opinión, en parte erróneas, cuestión que vamos a intentar explicar a lo largo de esta contestación. Al igual que en la anterior ocasión seremos breves en la exposición de nuestra posición para no complicar el debate.

1. Por lo dicho hasta ahora estamos de acuerdo en:

2.Discrepamos con:

Creemos que posicionarse con la independencia no es una postura que evite el acercamiento al chovinismo español, a los intereses de la gran burguesía española y clases subalternas, y al nacionalismo catalán, a los intereses de la mediana-pequeña burguesía catalanista, sino que sí se aproxima a éste último, a pesar de las matizaciones que se les haga (alguna de las cuales creemos, como expondremos más adelante, que no son muy acertadas). Mientras que, defendiendo el referéndum, posicionándose con la libertad de voto y reconociendo el resultado del mismo, no existirá ningún acercamiento a ninguno, sino una postura independiente.

Aprovechamos a este respecto para decir que el término “burguesía nacional” referido a la mediana burguesía independentista catalana nos parece erróneo. En nuestro movimiento, por burguesía nacional se entiende la mediana burguesía de los países semi-coloniales que, al verse desplazada por la gran burguesía burocrático-compradora del acceso al poder político, puede jugar un papel revolucionario en la revolución democrática-popular o de Nueva Democracia. No es éste el caso de la mediana burguesía catalana, por lo que creemos que lo correcto sería referirse a ella como “burguesía nacionalista” y no “burguesía nacional”.

Que en la actualidad exista un auge del nacionalismo (al igual que lo existe de otros movimientos burgueses como el reformismo de la pequeña burguesía y de la aristocracia obrera con Podemos), mientras que el proletariado no existe como clase revolucionaria, no es razón para hacer “concesiones” a este tipo de movimientos. La diferencia entre no apoyar la libertad de voto y sí apoyar la independencia no traerá más beneficios en cuanto a la línea de masas respecto al movimiento independentista. Al contrario, creemos que puede ser más perjudicial al darle alas a estos. En caso de que el MAI apoye la independencia se verán “respaldados” frente a los comunistas de las naciones oprimidas que defienden/defendemos el marco de lucha estatal y la reconstitución del Partido a nivel del Estado español. Aunque los camaradas de Cataluña tomen postura a favor de la libertad de voto, no es desconocida entre la vanguardia teórica el papel que tiene el MAI en el Movimiento por la Reconstitución y, a pesar de los matices que se le hagan a ese apoyo a la independencia (como seguir defendiendo el marco de actuación estatal mientras no se produzca la separación), esa postura probablemente será empleada por ellos en la lucha ideológica contra la vanguardia teórica marxista-leninista de las naciones oprimidas para criticar/criticarnos por no apoyar nosotros la independencia de nuestras respectivas naciones.

En cuanto al argumento de la atenuación del conflicto nacional, pudiese parecer a simple vista que debido a que el Estado español no reconoce el derecho de autodeterminación de Cataluña (ni del resto de naciones oprimidas), la independencia de Cataluña podría ser la única forma de atenuación o de resolución del conflicto (queremos recordar que el referéndum de independencia de Noruega también era sin consentimiento de Suecia y aun así Lenin decía que desde Suecia se podía recomendar votar no). Es decir, el caso de Cataluña no es como el de Quebec o el de Escocia, donde tanto Canadá como Reino Unido reconocían el ejercicio de la autodeterminación por estas respectivas naciones. Sin embargo, creemos, que la independencia no tiene por qué dar como resultado la atenuación de la problemática nacional. Es más, por la situación que se vive en el Estado español es probable que se pudiese producir algo similar a Europa del Este, y no sólo nos referimos a los Balcanes sino también a otros casos como Ucrania, donde los odios y enfrentamientos nacionales aún siguen a la orden del día dos décadas después de las separaciones. Es cierto que en algunos casos hubo guerras que provocaron esos odios y rencores nacionales, como en la ex Yugoslavia, pero, por ejemplo, eso no se produjo en Ucrania. Y en este país el conflicto subsistió hasta derivar en la actual guerra civil que existe en algunas zonas del territorio de mayoría rusohablante. El chovinismo sigue jugando allí un factor de encuadramiento de masas en favor de la burguesía propia frente a las otras naciones.

Por supuesto que esta consideración que exponemos en el párrafo anterior no se debe emplear para oponerse a la autodeterminación nacional y a la lucha contra la opresión de unas naciones sobre otras. Simplemente queremos dejar constancia de que no creemos que la independencia de Cataluña resuelva el conflicto nacional y que, tanto desde la nación española como desde Cataluña, se seguiría empleando éste para fomentar la reacción. Además, hay que tener en cuenta que en Cataluña existe un sector importante de la población que se siente español, sector que probablemente es mayoritario entre las masas profundas del proletariado catalán, por lo que también en la propia Cataluña se seguiría reproduciendo el conflicto nacional. No está de más recordar que buena parte de la población catalana tiene su origen o su ascendencia en la nación española.

Sobre la separación que establecemos entre, por una parte, la tarea de la vanguardia y, por otra, la de las masas, consideramos que ésta se debe al carácter democrático-burgués del referéndum de autodeterminación. En este sentido, esta fórmula permitiría a los comunistas apoyar el derecho a la autodeterminación mediante el llamamiento a las masas a participar en él (libertad de voto) a la vez que evitamos supeditarnos a los intereses y proyectos de cualquiera de las burguesías en juego, representados en cada una de las opciones del referéndum (abstención). Así, recogiendo la enseñanza leninista según la cual la actividad de los comunistas en el terreno nacional debía circunscribirse a una “reivindicación negativa”, nos posicionaríamos en contra de la opresión nacional mediante el apoyo a la realización de la democracia materializada en el derecho de autodeterminación, mientras que, simultáneamente, esquivamos el apoyo al programa positivo de la burguesía, consistente en “consolidar” y “desarrollar” uno de los nacionalismos en pugna. No obstante, creemos que la abstención sólo debe ser llevada a cabo por la vanguardia teórica marxista-leninista y no por la “vanguardia” en general como en un primer momento habíamos señalado nosotros.

Saludos revolucionarios.