Muy estimados camaradas:
Completando nuestro mensaje anterior, manifestamos que, efectivamente, estamos de acuerdo con la última exposición de Nueva Praxis. Queremos también agradecer las acertadas críticas que nos plantea Revolución o Barbarie en su último documento; se trata, ciertamente, de errores inadmisibles que se deben a la precipitación en nuestro trabajo (a la táctica-proceso). Ello se tradujo, sin duda, en el desarrollo de una postura inmadura, unilateral y superficial, que se acogía más a los puntos de mayor disputa en nuestro debate interno que a un tratamiento correcto de la cuestión, pero intentando aun así tratarla sin poder hacerlo.
Estamos de acuerdo con Revolución o Barbarie en que la lucha contra la opresión nacional y la atenuación de la lucha nacional son centrales para apoyar la consulta del 9-N y valorar nuestro posicionamiento, a diferencia de la posibilidad del debilitamiento del Estado español que ésta acarrearía, que es de importancia menor. Pero el mensaje de reposicionamiento que os enviamos anteayer obedece, en vez de a un intento de refutar en sí nuestro anterior posicionamiento por la libertad de voto, a un cambio profundo de paradigma para razonar el porqué. Este cambio de paradigma consiste en poner como eje para la toma de posición las potencialidades que ésta tiene para nosotros como contenido en la lucha de dos líneas y en la línea de masas para avanzar en la reconstitución ideológica en general y en la articulación del referente en particular, como tareas sistematizadas en los puntos 1 y 2 de dicho mensaje —para lo que es necesario luchar contra todo nacionalismo, especialmente contra el español. No consideramos que este planteamiento sea oportunista, sino el cumplimiento con nuestro deber internacionalista, que debe obedecer ahora mismo no tanto a las posibles consecuencias de la victoria de cada posicionamiento, como a las potencialidades que tiene cada uno para el cumplimiento de dichas tareas, para lo que, sin embargo, también debemos estudiar y atender políticamente las susodichas razones como contenido para esa lucha de dos líneas y línea de masas.
Dicho esto, queremos aportar las siguientes reflexiones:
- No tratamos de hacer concesiones al movimiento nacional catalán, sino de resolver qué posicionamiento nos puede servir mejor para el deslindamiento de campos en la lucha de dos líneas y para la educación de nuestras masas en la línea de masas.
- La opresión nacional, aunque la sufran de modo genérico todas las clases sociales, en los países imperialistas de primer o segundo orden esa intensidad y grado es muy variable, y en el caso concreto catalán más aún, pues el proletariado básicamente se adscribe a la nación opresora. Esta constatación haría temblar prácticamente todo nuestro esquema, pero en este momento nosotros en nuestra línea de masas nos dirigimos principalmente a la vanguardia teórica, y ésta en Cataluña se ubica mayoritariamente en la nación oprimida. En el Estado español además, no es problemático que las masas se adscriban a la nación española y apoyemos el SíSí, sino todo lo contrario, dado que para ellos el nacionalismo catalán no es una "amenaza" como para el proletariado catalán y lo que interesa en España es luchar a muerte contra el nacionalismo de la burguesía española.
- Para prevenirnos de los ataques por parte de los nacionalistas españoles o catalanes, habría que hacer énfasis en nuestro posicionamiento en que la labor de los comunistas no es la de potenciar los movimientos nacionales burgueses, sino superar la problemática que plantean mediante la revolución socialista, lo cual explicaría por qué no actuamos como nacionalistas valencianos o gallegos respectivamente. Así pues, en el País Valenciano es especialmente interesante la posición a favor del SíSí condicional para delimitar los campos; debemos dar la razón a JCA/JCZ en que su argumento sobre las «naciones» que no tienen movimiento nacional —formado históricamente relacionándose objetivamente con un entorno sociológico que lo determina, por medio de la dirección de una clase social en lucha de clases de acuerdo con sus intereses (y, por tanto, carecen de base material)— sí es válido para una parte del nacionalismo catalán, sobre todo en el País Valenciano, ya que incluso los independentistas «catalanes de Valencia» de FRPC y la asamblea de Endavant de Valencia (no olvidemos que Endavant es bastante más influyente que el MDT en Valencia) conciben los «Països Catalans» como unidad de destino y, por tanto, están en contra de la consulta. Si incluso los nacionalistas pequeño-burgueses «de nación oprimida» se posicionan con la nación opresora para anclarse a su «nación» sin base material, delimitaremos aún más fácilmente los campos: el posicionarnos condicionalmente por la independencia de Cataluña, nos resultaría útil para educar a la vanguardia contra el nacionalismo español y contra el nacionalismo catalán.
- En cuanto a la oposición a los privilegios del nacionalismo catalán que surgirían o se acentuarían en un Estado burgués catalán independiente, que sería una de las condiciones del SíSí, estamos de acuerdo con la crítica que Revolución o Barbarie plantea al MAI: en Cataluña no hay discriminación hacia los castellanohablantes. Una de las cuestiones que nos parece interesante valorar es la de la inmersión lingüística en la enseñanza. Aunque a primera vista parece un sistema claramente discriminatorio hacia a los castellanohablantes, paradójicamente el sistema que tenemos en el País Valenciano de dos programas de enseñanza de elección supuestamente libre, cada uno potenciando un idioma, sí es discriminatorio tanto para los valencianohablantes (al escasear demasiado las aulas donde se aplica el programa en valenciano) para la discriminación de los inmigrantes que hablan en castellano, puesto que la línea en castellano no garantiza que los estudiantes aprendan valenciano (pero no se puede decir lo mismo respecto a la línea en valenciano, que sí garantiza que aprendan castellano), y los hijos de los pequeño-burgueses valencianohablantes xenófobos tienden a ir a los mismos centros y a aglutinarse en la línea en valenciano, de modo que los inmigrantes se concentran en la línea en castellano y en los institutos que no tienen línea en valenciano, donde no estudian los hijos de pequeño-burgueses valencianohablantes xenófobos. De esta forma, la dualidad de programas en función del idioma ha demostrado ser un arma discriminatoria. Por lo tanto, mientras la inmersión lingüística mantenga y garantice el aprendizaje de la lengua castellana, no será discriminatoria. Recordamos, así mismo, que la defensa de la inmersión lingüística frente al nacionalismo español ha sido, desde las sentencias contrarias del Tribunal Constitucional en 2011, una de las razones del incremento de soberanistas e independentistas desde aquel momento.
No obstante, pensamos que este argumento se torna contra otras argumentaciones de Revolución o Barbarie, cuando compara a Cataluña con Ucrania o Yugoslavia. Si reconocemos que no hay discriminación hacia la población castellana en Cataluña, quizás la secesión sí podría atenuar el problema nacional catalán.
- No debemos temer que la vanguardia teórica no marxista-leninista de Cataluña combata a nuestros camaradas catalanes por no apoyar la independencia, a diferencia de nosotros, pues es precisamente con ellos con quienes queremos deslindar campos en lucha de dos líneas y a quienes queremos educar contra el nacionalismo catalán principalmente. Ya sabemos que iremos a contra corriente, como en cualquier otra cuestión, tanto en la nación oprimida como en la opresora. A nuestro parecer, lo que deberíamos hacer es argumentar y justificar bien cada posicionamiento, siendo honestos, revelando en nuestra/s declaración/ciones que nosotros apoyamos el SíSí condicional como mejor para educar a nuestras masas en la nación opresora contra el nacionalismo español (y en el País Valenciano, también contra el nacionalismo catalán local, como explicaremos más adelante), y que respaldamos que la vanguardia marxista-leninista en Cataluña apoye la libertad de voto para educar a nuestras masas en Cataluña contra el nacionalismo catalán, como opción democrática radical para la atenuación de las luchas nacionales en el caso catalán. Además de que este apoyo al SíSí sería condicional y circunstancial, con lo que no es válido como regla general para mediar: sólo lo podría ser en casos donde exista un movimiento nacional fuerte y la confrontación nacional sea tan fuerte como la que hay ahora mismo en Cataluña.
El punto débil de esta postura que tomamos es que debemos esforzarnos en remarcar y demostrar el antagonismo que también objetivamente tenemos contra el nacionalismo de la nación oprimida incluyendo los reformistas y revisionistas que allí apuestan por el SíSí. De todas formas, creemos que el apoyo condicionado al SíSí fuera de Cataluña es la postura más adecuada y la que permite al conjunto de la vanguardia marxista-leninista fuera de Cataluña cumplir con su deber internacionalista en la reconstitución (confrontando la cuestión nacional en lucha de dos líneas): la independencia abre las puertas a desactivar esta lucha burguesa y desplaza la contradicción al lugar que deseamos en un Estado imperialista: ser una contradicción secundaria.
En un escenario de Estado catalán, aunque el resto de los comunistas allí se organizaran estatalmente, creemos que a nivel del Movimiento de Reconstitución (o de la expresión material del polo revolucionario de la vanguardia marxista-leninista en cada momento), podríamos luchar por mantener una unidad internacional que incluya a los camaradas catalanes que pronto podríamos ir forjando para evitar esa mayor compartimentación del proletariado a la que alude Revolución o Barbarie.
¡Saludos comunistas!