La lucha ideológica que se ha desarrollado al hilo de la polémica sobre la cuestión de género durante estos últimos tiempos ha culminado en la escisión de ciertos camaradas respecto al destacamento centrista Vientos de Octubre, como colofón de las contradicciones que desde hace tiempo veníamos teniendo, no sólo en relación a la mencionada cuestión, cuyo tratamiento fue cada vez más conciliador con el feminismo, esto es, subordinado a los intereses inmediatos de este movimiento parcial, sino, fundamentalmente, en relación a la forma de abordarla, cuestión que tiene que ver, en su esencia, con los principios y con la forma de aprehensión de la táctica-plan propuesta por la Línea de Reconstitución. Intentaremos exponer brevemente estas divergencias ideológicas de principio, indicando primero un cierto contexto para que pueda observarse la evolución feminista en que ha desembocado el centrismo en Vientos de Octubre.
Principalmente, esta tendencia se inicia hace poco más de un año al calor de los primeros debates en redes sociales entre elementos de la línea de Iniciativa Comunista y los defensores del recientemente presentado Comité por la Reconstitución, sobre la temática de la violencia doméstica en los textos del PCR y el asunto de la señorona[1] María Teresa Campos. En este contexto, se había producido un primer contacto formal con la Línea de Reconstitución por parte de Vientos de Octubre, de cara a cimentar los vínculos pertinentes para una futura incorporación a aquélla. Vientos de Octubre adopta una posición vacilante durante todo el debate[2] y decide adjuntar a otras tareas más enfocadas a la vinculación efectiva de Vientos de Octubre a la Línea de Reconstitución un anexo de crítica a El Feminismo que viene, actividad que posteriormente absorbe todo el trabajo del destacamento, motivada por una intención masista[3]. Así, desde ese momento, Vientos de Octubre empieza a considerar la cuestión de género como el tema central que abordar como destacamento pues –bajo su lógica– supone la piedra de toque que diferencia a Vientos de Octubre del conjunto de la Línea de Reconstitución, comenzándose a manejar y absolutizar los conocidos argumentos que colocan a ésta como “derechista y reaccionaria” al respecto del mencionado asunto, tildándose como una “cuestión de principios”. Es claramente una incongruencia política considerar que una Línea puede tener una posición correcta en todas sus propuestas y forma de acometer las tareas propias de la reconstitución “salvo en una cuestión”[4], lo cual muestra que no se había comprendido –y hoy podemos decir que sigue sin comprenderse– la naturaleza del Balance y la relación entre la construcción de la línea general y la defensa de los principios proletarios.
Otro de los hitos remarcables hasta el momento de nuestra ruptura con el destacamento son los continuos debates en redes sociales; especialmente determinante resultó el mantenido entre Lu Sin y Bildung[5], que termina de agudizar aún más nuestras contradicciones y de dar cuerpo a las concepciones opuestas a la línea hegemónica y visible de Vientos de Octubre. Fundamentalmente, la respuesta de Lu Sin[6] nos resulta especialmente esclarecedora en cuanto a la comprensión del Balance y la construcción política de la Línea de Reconstitución, y los principios generales. A raíz de esta polémica se acelera la urgencia por parte del destacamento de su presentación de manera oficial y la publicación del documento “Una necesaria crítica en torno a la cuestión de género”, bajo el reiterado argumento reduccionista y autoexculpatorio de que “no nos han entendido”, esto es, la constante excusa en Vientos de Octubre de que “dejen de tergiversar” las posiciones, la necesidad de corregir “errores de expresión” y, así, evidenciar la existencia de una “línea izquierda en el seno de la Línea de Reconstitución”, etc. Todo ello es una muestra palpable de que se han despachado y se continúan despachando las limitaciones ideológicas internas aludiendo a lo externo. Esta forma de “solventar” las contradicciones internas se observa también en el proceso de crítica a “Una necesaria crítica en torno a la cuestión de género” que se inicia dentro del destacamento precisamente para pulir estos “errores de expresión” de cara a la publicación, proceso que, en lugar de servir para profundizar en las limitaciones internas, el aspecto fundamental, se centró en despejar cualquier limitación y desviación ideológica en términos de la malinterpretación voluntaria por parte de la Línea de Reconstitución y de cuestiones puramente formales como la exposición terminológica; sin querer reconocer que esa falta de concreción y su correspondiente ambigüedad argumental, es el resultado de nadar entre dos aguas, habiendo sostenido concepciones ampliamente feministas. Además, y como expondremos posteriormente, todo ello se ha conjugado con un palpable masismo, con prácticas de captación de “sectores afines” de forma inmediata y poniendo tan solo como demarcación orientativa de la ideología “la posición sobre la cuestión de género” –lo cual se relaciona con las limitaciones de construcción de un referente político de vanguardia desde una forma organizativa limitada, como es el círculo en estos momentos–, pese a negarlo de palabra. Tras este proceso de debate cristalizará nuestra escisión dada la imposibilidad de avance y autocrítica real dentro de Vientos de Octubre: si bien en su día existían posiciones abiertamente feministas y otras de elementos que, en su momento, fueron vacilantes, actualmente se han derechizado; es decir, la tendencia general ha sido cada vez más explícita, a conciliar con el feminismo[7], pues sin el marxismo reconstituido y sin una táctica-plan coherente –¡y explícita!– para andar este camino, es evidente que el destacamento sólo puede lanzar críticas desde una cosmovisión ajena al marxismo revolucionario y, en este caso, ha sido hecha desde el feminismo. Esto se observa en el proceso formal de “autocrítica” que Vientos de Octubre ha presentado[8], de forma reciente, públicamente, y que, como comentamos, no supuso en su día una profundización efectiva en los principios marxistas-leninistas, sino una exculpación formal de las desviaciones feministas, ni lo supone actualmente, pues no se contempla cómo se ha llegado a esos “nuevos posicionamientos”: ¿estaban contenidos esencialmente en el destacamento, pero larvados?, ¿son fruto de la transigencia con la derechizada Línea de Reconstitución? ¿o tal vez se deba a la generación espontánea?; sea como fuere, la clave reside en que Vientos de Octubre no se plantea ni cómo se ha llegado ahí, ni cómo superar la situación de ambigüedad, ni mucho menos la especificidad de la limitación, pues se sigue basculando entre dos aguas, diciéndose una cosa… y su contraria[9].
Parece ser que quienes han negado la capacidad de autosuperación ontológica y gnoseológica del marxismo, siendo “urgente y necesaria” la asimilación-superación –pues la parte de la supresión dentro de la definición de aufhebung no se contempla de facto– de diferentes corrientes ideológicas para tal empresa, sí que se bastan a sí mismos para autosuperarse… ¡El marxismo no puede superarse a sí mismo pero resulta que ellos no necesitan de nadie para hacerlo!
Ahondando un poco más en las dinámicas de Vientos de Octubre, hay que ir a la esencia de la cuestión que plantean, es decir, la existencia real de limitaciones ideológicas en el marxismo-leninismo, particularizadas en este caso en torno a la cuestión de género. Aunque Vientos de Octubre achaca a la Línea de Reconstitución la negación de esta premisa, es evidente que éste no es el quid de la cuestión: precisamente, la Línea de Reconstitución parte de la asunción del cierre del Ciclo de Octubre, es decir, de la constatación efectiva de que, durante el proceso de transformación social llevado a cabo por el proletariado, éste llegó a unas circunstancias en las que se mostró incapaz de seguir revolucionando la sociedad, produciéndose estancamientos y retrocesos que culminaron con la derrota del proletariado revolucionario y el triunfo del revisionismo. Éstas son las limitaciones de la praxis revolucionaria del proletariado durante el pasado Ciclo, muestra del estancamiento de la revolución y de la debacle del marxismo como teoría de vanguardia según el Ciclo de Octubre daba sus últimos coletazos, con las implicaciones ideológico-políticas fundamentales que ello impone a la vanguardia para iniciar un nuevo ciclo revolucionario: la reconstitución ideológica y política del Comunismo. Así, decir que la Línea de Reconstitución, como revivificación del marxismo-leninismo en nuestros días, parte de la constatación de la existencia de estas limitaciones en el marxismo del viejo Ciclo supone comprender que aquéllas no se dan sólo en torno a la cuestión de género, sino que son intrínsecas a la conformación de ese viejo marxismo: de ahí que hablemos de limitaciones del Ciclo de Octubre.
Entendiendo, entonces, la necesidad de su tratamiento revolucionario, la clave del asunto reside, de nuevo, en el cómo y hacia dónde –que, en última instancia, se determinan por el para qué– se ejerce el proceso de resituación del marxismo a la cabeza del proletariado revolucionario. Es aquí donde se enmarca la principal limitación ideológica de Vientos de Octubre, en torno a la concepción del Balance del Ciclo de Octubre. Desde este destacamento no se comprende –a pesar de afirmarse de palabra– la naturaleza de la propuesta de Balance de la Línea de Reconstitución: se entiende como una tarea parcializada en “distintas temáticas” (de género, nacional, etc.) y no como un todo que se va concretando. Esta comprensión lleva a que lo que provenga del feminismo se trate como avanzado y progresista[10] por sí mismo –se acentúa[11] la integración de los avances a priori, considerando positivas estas corrientes–, lo cual lleva, de facto, a igualarlas con el marxismo. De esta forma, ante la propia incapacidad actual del marxismo para responder a dicha problemática, se torna entonces, para Vientos de Octubre, una tarea a la que es “urgente darle respuesta”, por el hecho de que las mujeres[12] no se acerquen a la Línea por su “misoginia”, lo que conduce, inevitablemente a pesar de que no lo perciban, a dar la respuesta con los posicionamientos de otras clases, abriendo las puertas al eclecticismo que se deriva de su posición.
Puesto que el marxismo del viejo Ciclo se encuentra limitado –la lógica de Vientos de Octubre acaba derivando en que sólo parece encontrarse limitado al respecto de la cuestión de género, como la Línea de Reconstitución; pues se dice que el marxismo tiene limitaciones, pero las “más sangrantes” versan sobre esta cuestión–, se equipara con el resto de corrientes burguesas. Esto demuestra que no se comprende el marxismo como cosmovisión, –al ser tratado como una teoría política más–, ni la naturaleza del proceso de reconstitución. Así, aunque de palabra se habla del Balance en general, en realidad, y debido a la concepción fragmentaria sobre el mismo, la síntesis teórica de las experiencias revolucionarias del pasado siglo aparece “en igualdad” de significación política con el resto de teorías fruto del reformismo de los países imperialistas.
En general, todas estas limitaciones acerca de la comprensión del Balance se expresan en Vientos de Octubre como una subordinación a las demandas acuciantes de los movimientos espontáneos –en este caso el feminismo–, lo cual se relaciona directamente con la incomprensión de la necesidad de concreción de la táctica-plan –táctica-plan que se asume de palabra, pero que, en realidad, no se concreta[13], ni puede hacerse, por las limitaciones ideológicas y políticas existentes, lo cual lleva a una táctica-proceso basada en plegarse a “lo más urgente”–. Esto se concreta en un palpable espontaneísmo teórico. No puede ser de otra manera, pues la tarea de Balance se concibe, de hecho, como desvinculada de la construcción política consciente del referente de vanguardia.
Así, esto se traduce en que el destacamento se pliega a las apetencias subjetivas de ciertos miembros del mismo.
A pesar de esta desvinculación de facto que realiza Vientos de Octubre de la actividad de balance respecto de un proceso de articulación política de la vanguardia marxista leninista, para el propio destacamento es claro que se auto-considera, de forma absolutamente subjetivista –lo cual implica no comprender la construcción del referente de vanguardia como una relación objetiva de articulación real de vínculos ideológicos y políticos–, el núcleo sobre el cual habrá de construirse la vanguardia, lo cual denota concepciones ampliamente organicistas[14], en su vertiente izquierdista[15]: concebir una especie de aureola de pureza en Vientos de Octubre por “mantenerse al margen”, de forma totalmente sectaria, a la vez que va de forma masista a “atraer elementos afines” en torno al destacamento. Consideramos que estos planteamientos no entienden que el aspecto principal de la Línea de Reconstitución no es, en absoluto, su organicidad, sino el aspecto ideológico-político, que hoy se materializa en la defensa de los principios generales y en la progresiva articulación de la vanguardia marxista-leninista, de la definición y concreción de las tareas en torno al Balance del Ciclo de Octubre. En otras palabras, es un error concebir el aspecto principal del Comité por la Reconstitución en su naturaleza como organización: decir esto es pecar de organicismo y tener una concepción errada de la construcción del referente de vanguardia. El aspecto principal es su objetivación en torno a los principios ideológicos y, de forma derivada y necesaria, políticos, es decir, mediante la resolución de las tareas de la vanguardia, que va cristalizando en una configuración organizativa. Vientos de Octubre carece de un plan definitorio de esas tareas más allá de la aseveración general de “compartir la Nueva Orientación”. La lucha ideológica que ahora mismo realiza Vientos de Octubre es, por tanto, espontánea y no planificada, como debiera ser, de seguir una táctica-plan congruente con una definición de tareas conjuntas en el seno de la vanguardia marxista-leninista.
Este organicismo izquierdista se relaciona con la necesaria estrechez actual del círculo, esto es, con la incomprensión por parte del destacamento de la caducidad de la forma de los círculos en un momento en el que existen las condiciones para su muerte, es decir, para su destrucción y consecuente superación a través de una estructura cualitativamente superior –que no consiste en la suma aritmética de los distintos círculos independientes, como entienden desde su concepción menchevique–, sin comprender lo que es el Movimiento por la Reconstitución en términos ideológicos y políticos –pretendiendo ver, exclusivamente, el aspecto orgánico… que equiparan a organicismo(!)–. La forma círculo acaba, claramente, en Vientos de Octubre, derivando en unas formas de personalismo y seguidismo acrítico –culto al líder y pensamiento guía– a una figura del mismo: esto tanto en lo que concierne, por ejemplo, al posicionarse por otros miembros del mismo, como a su imposición poco honesta si los debates no iban por los derroteros queridos; o al espontaneísmo teórico y las apetencias personalistas de las formaciones. Para concretar: la estrechez del círculo a día de hoy es un factor objetivo que tiende al trabajo local artesanal, y Vientos de Octubre se encuentra inmerso en ella. Esto se debe a las pulsiones localistas que emanan del empirismo político, producto de un reducido marco de actuación que impone la cotidiana reproducción del capital y sus espontáneas respuestas resistenciales, cuya búsqueda de resolución cristaliza en el espontaneísmo teórico que impregna el quehacer de Vientos de Octubre.
Toda la estrechez de miras generada por el organicismo izquierdista, producto de la resistencia del círculo a su propia muerte; y las consecuencias objetivas que de esta forma se venían viendo, además, cuando el destacamento, lógicamente, se veía imposibilitado a concretar cada vez más tareas y agitación[16] –como puede verse con las continuas consignas generales que se llevan lanzando meses por redes sociales–, menos aún a largo plazo, dado que aunque de palabra se defienda una táctica-plan, debido a los márgenes y la estrechez de Vientos de Octubre no se puede llevar a cabo ninguna definición coherente –en términos de edificación ideológica y política– de las tareas, lo cual es congruente con la propia naturaleza del centrismo. Ello deriva en que, de facto, todo el discurso en torno a la lucha y la unidad se queda en términos abstractos y unilaterales –ensimismados en la cuestión de género tomada como parcialidad aislada del conjunto del Balance del Ciclo de Octubre–. Ahora mismo Vientos de Octubre está inmerso en una táctica-proceso donde la definición de las tareas se realiza “hacia abajo”, es decir, postrándose ante la espontaneidad, yendo a las masas para ver “si coinciden” con sus postulados.
Para explicar esto, hemos de atender a otra de las limitaciones principales de Vientos de Octubre: la equiparación entre línea de masas y lucha de dos líneas, que se concreta, por derivación, en las mencionadas prácticas masistas y desenvolvimiento anárquico de la lucha ideológica –causa y, a su vez, consecuencia del espontaneísmo teórico–. No se comprende que la lucha de dos líneas no es, para ser un proceso que consecuentemente camine el sendero de la reconstitución, una lucha sin planificar “contra todo lo viejo”, sino que debe enmarcarse en la correcta táctica-plan definida y concretada a cada paso por la vanguardia marxista leninista. Por tanto, no entienden que, partiendo de esta necesidad primordial de lucha, la vanguardia debe apoyarse en las masas pertinentes para poder cumplimentar dichas tareas. Pero ello no es reducible ni equiparable, como Vientos de Octubre plantea, a que el deslinde de campos sea el mismo proceso que la elevación de ciertas masas. Así, se produce una confusión entre lucha-deslinde de campos y el momento de unidad que supone la línea de masas: se concibe como lo mismo, primando la conciliación en lugar de la lucha, con los sectores a los que se intenta convencer. Se identifica línea de masas con lucha de dos líneas sin comprender que los sectores en los que la vanguardia se apoya para la segunda no son mecánicamente los mismos que están en condiciones de elevarse. Por otra parte, es evidente el masismo y mecanicismo de las posiciones de Vientos de Octubre, que no entiende el proceso relacional que se producirá, precisamente, a medida que la vanguardia marxista-leninista vaya cumplimentando las tareas de la etapa de reconstitución. Todo ello evidencia una incomprensión del momento actual para el marxismo y de las tareas que éste impone, de la necesidad de la asimilación de los principios generales del marxismo en la vanguardia mediante el deslinde de campos con el revisionismo, precisamente desde esos principios.
La línea de masas que Vientos de Octubre “hace” –en sus propias palabras, puesto que en vez de entender la dinámica específica que supone la línea de masas la entiende como un mero debate; señalamos esto como término más explícito en el que se manifiesta la limitación que planteamos: al confundir la lucha de dos líneas con la conquista inmediata de masas, se considera esta dinámica como “la línea de masas”–, se concreta en la práctica en tergiversar y enturbiar los numerosos argumentos de la Línea de Reconstitución tachándolos de derechistas[17] en general y atraer elementos vacilantes[18]. En gran medida, esto se produce por el desconocimiento del estado de la vanguardia, al tomar como referencia únicamente lo que aparentemente se ve en redes sociales, y más concretamente, las percepciones subjetivas a nivel individual y de forma espontánea. Es decir, ni siquiera, dentro de su línea incorrecta define el destacamento conjuntamente las tareas de forma planificada.
Por todas las cuestiones comentadas a lo largo de este texto, es por lo que una serie de camaradas tomamos la decisión hace tiempo de trabajar por la revolución, asumiendo las tareas que el momento histórico nos impone; la reconstitución ideológica y política del comunismo, la articulación del referente de vanguardia marxista-leninista y, por tanto, la necesidad de romper con el oportunismo del que hace gala Vientos de Octubre, habiendo quedado clara la imposibilidad de avance alguno por su parte en el momento actual, junto con la incapacidad de articular una lucha planificada y de cumplir las mencionadas tareas, para seguir realizando el trabajo localista del círculo encubriéndolo en palabrería vacía y una ausencia total de concreción, que a estas alturas es más que evidente.
Vientos de Octubre supone, entonces, la cristalización del centrismo en un contexto ya no solo de caducidad histórica de los círculos, sino también política. De esta forma, se sitúan en la reacción al oponerse al avance cualitativo en el proceso de construcción del referente de vanguardia marxista-leninista. Por este motivo, según se desarrolle el Balance, los revolucionarios habremos de confrontar su síntesis en lucha de dos líneas, de cara al deslinde de campos con el revisionismo, para combatir al centrismo que vaya surgiendo en cada momento, y al oportunismo de todo tipo, incluido el titubeante de los auténticos portadores de la “Nueva Orientación”, que lo que hacen en realidad es renovarla y reinterpretarla, para justificar sus posiciones eclécticas. Para ello, los comunistas debemos mostrar la suficiente madurez y seriedad política en pos desempeñar una consecuente clarificación y concreción ideológica de las tareas pertinentes, para no caer en la urgencia de la espontaneidad burguesa.
Llamamos, pues, a la vanguardia a que profundice en el estudio del marxismo-leninismo, y más concretamente, en una completa aprehensión de la “Nueva Orientación” que le permita discernir las necesidades de la vanguardia en esta etapa de la reconstitución, para no estancarse en las posiciones generales que defiende el centrismo.
El pretendido viento de Octubre ha resultado, finalmente, ser más bien una brisa centrista, por lo que, de nuevo, instamos a los elementos de vanguardia, tanto dentro como fuera del destacamento, a desarrollar su capacidad crítica al respecto de las cuestiones mencionadas en el texto, de cara a la articulación efectiva del referente de vanguardia marxista-leninista.
¡Combatir el centrismo!
¡Por la reconstitución ideológica y política del Comunismo!
Fracción Roja de Vientos de Octubre
Julio de 2017