Al menos 37 asesinados la semana pasada en Melilla. Unos 44 en aguas de Tarfaya el pasado marzo. Más de 4.400 muertos intentando cruzar hacia España en 2021…Bajo el imperialismo y su división internacional del trabajo, el proletariado no es más que meras cifras en una estadística, ya sea esta la de mero capital variable empleado, la de número de parados, el de refugiados…o el de muertos. Y es que en su fase de madurez imperialista el capitalismo es incapaz de ofrecer otra cosa a las masas proletarias de los países que sufren su yugo y expolio que no sea miseria y humillación en sus lugares de origen, o la represión y la muerte al tratar de alcanzar mejores condiciones de vida en la metrópolis. Pero esta breve explicación general, que da cuenta de la naturaleza consustancial del imperialismo, que inevitablemente engendra episodios como estos, no es suficiente para el proletariado consciente. Y es que para los sectores de nuestra clase que honestamente se interroguen por la superación de la barbarie capitalista es obligatorio vincular y analizar cada fenómeno social con el estadio concreto de la lucha de clases, lo que en el actual contexto supone vincularla con la forma de pugna inter-imperialista militar que esta ha adoptado desde la criminal invasión rusa de Ucrania.
La burguesía del bloque atlantista se ha lanzado con fervor belicista a provocar, intensificar y sostener el conflicto en el Este de Europa. Y es que si para algo está sirviendo esta guerra para el bloque imperialista que encarna la OTAN es para compactarse alrededor de una direccionalidad política en torno al enemigo común ruso, que asegure una mejor posición de fuerza en un contexto de creciente intensificación de la competencia entre imperialistas. La militarización social y el estrechamiento de los -siempre exiguos para nuestra clase- derechos democráticos, ya incrementados por la pandemia, se aceleran todavía más para tener el terreno despejado de cara los próximos conflictos, con la posibilidad real de guerra mundial entre imperialistas pendiendo sobre nuestras cabezas. Es en este realineamiento de los intereses de la UE bajo el paraguas económico-militar yanqui desde el que cobran especial sentido las decisiones geopolíticas de la burguesía española. Y es que esta, deseosa de garantizarse un buen puesto entre las potencias carroñeras, para concentrarse en el frente Este ha tenido que primero garantizar el “flanco sur”, reforzando -mercadeo con el Sahara mediante- la alianza con Marruecos y ejerciendo un orgulloso papel de gendarme de Europa, al conseguir que en la recién concluida Cumbre en Madrid de los señores de la guerra se incluya, a petición suya, a la inmigración como una forma de guerra hibrida y por tanto tener carta blanca para combatirla como tal.
Por eso esta matanza no será la última, y menos cuando todas las fuerzas políticas alimentan la tendencia a la reacción ultra: Desde el gobierno más progresista de la historia calificando el suceso de “ataque a la integridad territorial” de España, pasando por Unidas Podemos y hasta el conjunto del revisionismo -representantes de la pequeña burguesía y aristocracia obrera en proletarización y por lo tanto más cortos de miras políticas que sus hermanos mayores de clase- lamentándose por una imaginaria pérdida de soberanía nacional ante la OTAN, todos abrevan en la misma charca chovinista y reaccionaria. Y es que como nos enseña la experiencia revolucionaria pasada, como el periodo de entre guerras mundiales, el fracaso del oportunismo reformista siempre acaba asentando las bases, modos y mecanismos para el ascenso del fascismo, de ahí la justeza plena en un sentido histórico de la tesis comunista de socialfascismo. Y es que esta recuperación del análisis y concepción proletaria del mundo está estrechamente ligada a la única salida que tiene nuestra clase si quiere dejar de ser una mera cifra en sus estadísticas, un simple objeto explotado que sufre pasivamente los acontecimientos históricos que encaje los golpes con resignación, y ser capaz de convertirse en un actor independiente, en un auténtico sujeto revolucionario que labra su propio camino de emancipación social.
Por eso la genuina posición internacionalista a este respecto no pasa por medidas pequeñoburguesas como comisión de investigación, votar para frenar al fascismo -y menos cuando los votados son los que están alimentándoles-, derogaciones de la ley de extranjería o salidas de la OTAN que no dejarían de situarnos a la cola del movimiento obrero burgués y detrás de tal o cual facción de la burguesía, sino de recuperar nuestra forma de organización clasista superior , el Partido Comunista (PC). Por ello la única tarea ineludible aquí y ahora que se le presenta al sector consciente de nuestra clase, a su vanguardia, es el de recuperar la única ideología, el marxismo , que puede garantizar su actuar independiente y revolucionario. Para ello cuenta con todo un precioso bagaje de experiencias revolucionarias del Ciclo de Octubre, que mediante su Balance , vaya capacitando a la vanguardia para su fusión con las amplias masas, constituyendo un movimiento revolucionario organizado, un verdadero PC, capaz de ajustar las cuentas, Guerra Popular mediante, con los criminales imperialistas y su podrida civilización clasista, avanzando de manera práctica en launidad internacionalista del proletariado y el Comunismo.
¡Viva el internacionalismo proletario!
¡Por la reconstitución ideológica y política del comunismo!